Después
de la batalla de Isos y de la retirada de Darío hacia el este, Alejandro se
movilizó para asegurarse de la sumisión de Siria, Palestina y Egipto antes de
enfrentar nuevamente a su adversario persa en el campo de batalla.
Todo
el Levante fue profundamente afectado por este hombre y sus logros. Siguiendo
los pasos de su padre Felipe de Macedonia como guerrero, y el consejo de su
maestro principal, el filósofo Aristóteles, Alejandro superó a ambos en el
sentido de que demostró ser un genio militar más grande que su padre y que en
algunas de sus ideas fue más allá de la visión de su maestro. Su meta militar
inmediata fue vengar la invasión persa bajo Jer-jes, pero su propósito a largo
alcance era cultural: - helenizar
el oriente.
Filósofos y científicos le acompañaron en sus
campañas. Colonizadores de origen griego llegaron inmediatamente después del
paso de sus ejércitos.
Alejandro hizo un decidido esfuerzo por salvar
la brecha entre occidente y oriente, entre griego y bárbaro, esfuerzo que quedó
simbolizado en la elevación de los conquistados persas a altos cargos
administrativos y en sus matrimonios con mujeres orientales.
La
llegada de Alejandro a Palestina significó que esta zona estratégica comenzó a
ser expuesta al proceso de helenización, lo que contribuyó mucho a neutralizar
la nación en años posteriores.
Pero
su control sobre Palestina no trajo crisis religiosa alguna puesto que no hizo
demandas de culto personal tal como le fue acordado en algunos lugares.
La muerte reclamó al conquistador en el año
323 a.C., cuando contaba poco más de treinta años, desgastado ya por la agitada
vida que había llevado. Este hecho inició una larga lucha entre sus generales
por el control del imperio. Cuatro de ellos se unieron para aplastar a la
oposición en la batalla de Ipso (301 a.C.) aunque Tolomeo no estuvo en realidad
presente junto a sus tres aliados.
De éstos, sólo Seleucus, que controlaba
Siria y un amplio territorio hacia el este, y Tolomeo, que gobernaba Egipto, afectaron
los destinos de los judíos.
Tolomeo, que había dominado a Palestina en
forma intermitente, pasó ahora a controlarla durante un siglo. Pero Siria no
estaba dispuesta a dejar que este dominio quedase indefinidamente sin desafío. De allí
que Palestina se transformase en el campo de batalla entre estos dos reinos.
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