lunes, 6 de agosto de 2012

I. El período alejandrino (332-301 a.C.).


Después de la batalla de Isos y de la retirada de Darío hacia el este, Alejandro se movilizó para asegurarse de la sumisión de Siria, Palestina y Egipto antes de enfrentar nuevamente a su adversario persa en el campo de batalla.

Todo el Levante fue profundamente afectado por este hombre y sus logros. Siguiendo los pasos de su padre Felipe de Macedonia como guerrero, y el consejo de su maestro principal, el filósofo Aristóteles, Alejandro superó a ambos en el sentido de que demostró ser un genio militar más grande que su padre y que en algunas de sus ideas fue más allá de la visión de su maestro. Su meta militar inmediata fue vengar la invasión persa bajo Jer-jes, pero su propósito a largo alcance era cultural:            -   helenizar el oriente.

 Filósofos y científicos le acompañaron en sus campañas. Colonizadores de origen griego llegaron inmediatamente después del paso de sus ejércitos.

 Alejandro hizo un decidido esfuerzo por salvar la brecha entre occidente y oriente, entre griego y bárbaro, esfuerzo que quedó simbolizado en la elevación de los conquistados persas a altos cargos administrativos y en sus matrimonios con mujeres orientales.

La llegada de Alejandro a Palestina significó que esta zona estratégica comenzó a ser expuesta al proceso de helenización, lo que contribuyó mucho a neutralizar la nación en años posteriores.

Pero su control sobre Palestina no trajo crisis religiosa alguna puesto que no hizo demandas de culto personal tal como le fue acordado en algunos lugares.

La muerte reclamó al conquistador en el año 323 a.C., cuando contaba poco más de treinta años, desgastado ya por la agitada vida que había llevado. Este hecho inició una larga lucha entre sus generales por el control del imperio. Cuatro de ellos se unieron para aplastar a la oposición en la batalla de Ipso (301 a.C.) aunque Tolomeo no estuvo en realidad presente junto a sus tres aliados.

De éstos, sólo Seleucus, que controlaba Siria y un amplio territorio hacia el este, y Tolomeo, que gobernaba Egipto, afectaron los destinos de los judíos.

  Tolomeo, que había dominado a Palestina en forma intermitente, pasó ahora a controlarla durante un siglo. Pero Siria no estaba dispuesta a dejar que este dominio quedase indefinidamente sin desafío.  De allí que Palestina se transformase en el campo de batalla entre estos dos reinos.

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