lunes, 6 de agosto de 2012

III. El período egipcio (301-198 a.C.)


Debe tenerse claramente presente que los soberanos de Egipto durante esta época eran griegos.

 Astutamente, Tolomeo eligió para si mismo un rincón del imperio donde el alimento era abundante y donde la invasión era poco probable. Su ciudad principal, Alejandría, había sido planificada por Alejandro y su arquitecto, y creció con rapidez hasta transformarse en uno de los principales centros helenísticos, reconocido por su comercio y su cultura.

 El primer Tolomeo (Sotero) fundó la gran biblioteca de dicha ciudad, que perduró durante casi mil años.2 Esta fue sin duda ampliada por Tolomeo Filadelfo (285-247 a.C.).

Hasta este momento había existido poco contacto entre judío y griego, en parte porque los judíos no eran pueblo marinero, y también debido a su indiferencia hacia sus incircuncisos vecinos.

Pero ahora judíos en grandes cantidades se mudaron a Egipto, donde adquirieron conocimiento del idioma griego y cierto aprecio por la literatura griega.

Josefo afirma que los judíos recibieron derechos cívicos iguales a los de los macedonios. Fue durante el reinado de Filadelfo que la Ley judía (El Pentateuco) fue traducida al griego. Los otros libros del Antiguo Testamento fueron traducidos posteriormente.

En este período Palestina experimentó un proceso de helenización pacífica, siendo expuesta a la atracción del estilo de vida griega:

·    Su lengua y arte y la alegría de sus festivales y juegos.

 La gente frecuentaba los anfiteatros y los baños públicos. En tanto no hubiese intentos de interferir con el culto de la nación, esta influencia cultural continuó operando sin oposición violenta. En el período siguiente se llevó a cabo un intento tal, con consecuencias que sacudieron al judaísmo palestino hasta sus mismos cimientos.

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